miércoles, 5 de febrero de 2014

Recuerdos de nuestras abuelas y madres


Recuerdos de nuestras abuelas y madres que nos han acompañado a lo largo de nuestra vida.  
  • Agustina apenas recordaba a su madre, ya que falleció cuando ella tenía 5 años. Le cuidó su hermana mayor. Y recuerda a su abuela vestida como las neskas de ahora. 
Fuente: ClamorPopular.com
  • La abuela de Karmele les reñía cuando les veía hacer algo "malo" con una frase que recuerda a la perfección "os vaís a condenar" y después se iba a echar la siesta. Le veía solo una vez al año en vacaciones a su abuela porque vivía en Burgos. 
  • La abuela de Tamara vivía en la playa en Chile. Y allí iba de vacaciones. Lo que más recuerda Tamara de su abuela y de su madre es su capacidad de improvisación para hacer una comida con lo que hubiera, resolver un problema, etc... Su madre se las ingeniaba como fuera para salir adelante. Recuerda que de su bolso de "Mary Poppins" salía de todo lo que pudiera necesitar. 
  • A la abuela de Alicia se le pasaban los males jugando a las cartas. Y de su madre, recuerda verle siempre trabajando en casa, en el campo, con los animales...  
  • Pepi admira a su madre por su enorme capacidad de superación personal. Una mujer de un pueblo pequeño que casi no sabía leer y sin tener ni idea de números, trabajó primero en un bar y después montó una panadería. Para cobrar, se creó unas plantillas/chuletas donde hacía las cuentas. Pepi señala que de cría no valoraba el enorme esfuerzo que hacía su madre. Y que hoy cuando ella no llega y está agobiada, recuerda a su madre, una mujer de recursos, con una enorme fortaleza y ello le ayuda a no tener miedo, atreverse y seguir adelante.  
  • Rosana recuerda a su madre trabajando siempre. Y de su abuela, recuerda que le encantaba hacer dulces, que en su casa olía muy bien a frutas secas. 
  • La madre de MariTe era modista y ella era su modelo/comercial. Le probaba los vestidos y los llevaba por la calle para que las mujeres vieran las creaciones vanguardistas de su madre. Sus hermanas mayores a los 15 años quisieron dejar de estudiar para ponerse a trabajar y ganar dinero. Pero su madre dijo que ni hablar y se matriculó en el colegio nocturno para sacarse el graduado y el bachillerato. Con su ejemplo, quería demostrar a sus hijas que no había excusas para dejar de estudiar. Estudiando su madre se sentía valorada y liberada. Su esfuerzo académico se recompensaba con los conocimientos que adquiría. Su trabajo como modista, era más un deber y obligación (negocio), poco valorado y reconocido, para conseguir dinero que permitiera a la familia salir adelante. Ahora su madre tiene Alzheimer y en sus momentos de lucidez, recuerda lo que estudiaba.

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